El 14 de abril de 2013, Venezuela dejó de ser el país de vidrio y los venezolanos limpiaron sus vidriosos ojos para regalarse un futuro con más temple, que responda a los intereses y necesidades de todos por igual; y es que se ejerció el derecho al voto para elegir un presidente entre dos opciones; la primera representada por un candidato impuesto por el extinto sátrapa que durante más de trece años dilapidó el erario público, mediante dádivas a propios y a extraños con el único y mezquino interés de fortalecer su ego. La segunda opción la representó el candidato Capriles Radosnki, abanderado, tal como lo demuestran los maquillados números del Consejo Nacional Electoral, de la mitad de los venezolanos. Los comicios con una característica atípica de un proceso presidencial, como lo es la premura con la que se realizó. La automatización del proceso dejaba pensar, ya que el proceso de votar, sólo consumía escasos 20 segundos, además la celeridad con la que se movían los electores hacía presumir que los resultados se darían pasadas las siete de la noche, una vez que se diera la orden a las seis de la tarde de cerrar los centros, Claro "si no había electores en cola" y si mucho menos estarían siendo transportados electores hasta los centros de votación, por toda la maquinaria dispuesta por el gobierno para asegurar a como diera lugar el triunfo. La vocera oficial del organismo electoral, como siempre, dictó los resultados pasadas las diez de la noche, el venezolano de a pie se pregunta. Si disponemos de la más simple de las calculadoras ¿Qué podemos hacer una vez pulsado el comando de contabilizar? La suspicacia del venezolano vuela, no como "PAJARITO", y habla de maquillaje de los resultados. La brecha que los separa no es superior a los 250 mil votos; sin embargo, para el proceso del 7 de octubre de 2012 en el que también pierde y reconoce su derrota el candidato de la oposición, se mencionan, pero se califican como débiles para cambiar la tendencia, los votos de los venezolanos del exterior; sin embargo para estos comicios, de ellos ni se acuerdan, pasan inadvertidos, no se cuentan; ¿Cuántos venezolanos hacen vida y sufragan en el exterior? El candidato de la oposición en su alocución al país señala irregularidades durante el proceso que merecen darles respuesta; por su parte el candidato oficialista y "mientras tanto" virtual ganador de la contienda, en aras de confundir a los venezolanos y engañar a sus electores, denuncia en su mensaje de celebración que Capriles Radonski le llamó para pactar. A lo que el aludido respondió que no hacía tratos ni pactos a espalda de sus seguidores, ya que su compromiso de servidor público era con Venezuela. Para colmo del entreverado equipo de rectores; uno de ellos, MIS RESPETOS, llama en aras de la paz, contar manualmente el cien por ciento de las papeletas sufragadas, sin embargo, esta propuesta se lanzó mientras la rectora máxima abandonaba la mesa de conferencias; no así las palabras hicieron eco y fueron recogidas tanto por Capriles como por el candidato "mientras tanto" ganador; de modo que hasta que no se materalice, se tendrá como una impugnación y no podrá darse una juramentación presidencial del candidato, al menos que como expresara Capriles; se convertiría en más ilegítimo de lo que es hasta ahora. De demostrarse la real victoria aunque sea por un punto de Nicolás Maduro, no quedará otra que aceptarlo como presidente; pero con la gallardía y dignidad de todo venezolano que no se siente representado por él ni por su equipo, que se dará la pelea en cualquier escenario para hacer cumplir la constitución y la voluntad de la mitad de Venezuela que no subordina su conciencia a míseros intereses, ni a dádivas mediáticas. Venezuela, como nación espera del concurso de todos para construir políticas que generen bienestar y progreso, en donde quepamos todos y se pueda pensar distinto y sin miedo. En donde seamos unidos para defender una tranparente gestión de gobierno, para respaldar la toma de decisiones de un servidor público aun cuando la línea no apunte a los intereses del partido, pero cubre necesidades de un colectivo social, de un equipo productivo y de Venezuela toda. La política exterior venezolana debe de ahora en adelante ser consensuada, ya lanzó Radonski una propuesta "la fuerza militar venezolana es suficiente y apta para proteger la soberanía y dar seguridad a los venezolanos, por lo que los militares cubanos deben salir del país" si se quiere empezar con buen pie, ahí queda eso.
Es necesario defender este 14 de abril, y para ello es menester que los líderes encabezados por Capriles no abandonen los escenarios y que a cada segundo despierten las conciencias de los millones de venezolanos que con sus gargantas y manos respaldaron el liderazgo del nuevo camino para Venezuela.
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