TE DOY MI PALABRA

sábado, 4 de septiembre de 2010

LOS CUATRO ACUERDOS

     Se refiere al maravilloso regalo que llegó a mis manos, gracias a las clases magistrales del profesor Nelson Garmendia y al trabajo acucioso del Dr. Miguel Ruíz de origen mexicano y proveniente de una familia descendiente de la cultura tolteca. El Dr. Miguel Ruíz autor del libro los cuatro acuerdos nos transmite parte de esa cultura fraguada por hombres y mujeres que se extendieron sobre todo el sur de México hace miles de años. Aquí su legado.

     Consideraban que el hombre nacía libre y a lo largo de su vida debía continuar siéndolo; para ello era necesario que siguiendo los consejos del nagual (maestro) aprendiera a despejar la bruma (conjunto de acuerdos incorporados sin voluntad) que arropaba sus ojos y limitaban la verdadera visión de las cosas y de las experiencias. En consecuencia al no poder discernir se acondicionaba a vivir el sueño de otros, sepultando el propio. Todo ésto lo acercaba más al infierno y lo alejaba de su cielo personal. Alejándose cada vez más el tonal y el nagual hasta destruirse, pues sin ese halo que los une llamado vida ambos perecen.

     El Dr. Miguel Ruíz al darse cuenta que el hombre moderno está enfermo o peor, está muerto en vida, busca rescatarlo y para ello nos entrega los cuatro acuerdos que le fueron revelados según la tradición tolteca. Éstos son los acuerdos:

     1.- Se impecable con tus palabras: Somos hijos de la luz y la luz es Dios; y Dios es la palabra, por tanto, porqué poner palabras en la boca que no van a conducir a la solución, y por el contrario pueden lastimar a otros, incluso a los seres que más amamos. A cada instante sentimos la necesidad de comunicarnos, y porqué no hacerlo si es don que se nos ha dado; Sólo que debemos construir el discurso con las palabras que transmitan paz, unión, amor; las mismas palabras que esperamos se atrincheren constantemente en nuestros oídos.

     2.- No te tomes nada personalmente: ¡Que acuerdazo! Vivimos en una sociedad hiperdinámica, donde el ruido es la mayor barrera para que la comunicación sea acertiva; amén de los vertiginosos giros que sufre el lenguaje hoy día. En consecuencia al no estar claro. Es necesario preguntar y no callarse; asumiendo a priori que las palabras las dispararon contra nosotros. Aún si así fuera, no debemos tomarlo personalmente, pues ellas no dicen nada acerca de nosotros, sino que expresan las debilidades y limitaciones de quien las emite. Debemos estar conscientes en todo momento y en todo lugar de nuestra potencialidad.

     3.- No hagas suposiciones: Este tercer acuerdo, es el tercer peldaño de la escalera de la vida sana, y no llegaremos a él sino somos impecables con las palabras, usándolas adecuadamente y en el momento propicio, para aclarar o dejar sentado nuestro punto de vista; además si no tomamos nada personalmente, menos nos debe interesar derrochar energía; asumiendo creer saber lo que otros piensan, hacen o dicen. No debemos gastar nuestra energía personal asumiendo el control de otras vidas.

     4.-  Hacer siempre lo máximo que puedas: Este es el cuarto acuerdo; siempre debemos entregar nuestras energías a ser reflexivos, críticos y creativos tanto en el verbo como en la praxis. Es necesario que todo lo que acometamos sea a nuestra entera voluntad ya que es la única manera de disfrutar, de vivir en éxtasis con lo que hacemos. Sólo haciendo lo máximo que se puede, estaremos invitados a la comunión con Dios (todo ente digno para tí de alabanza y gloria). Sólo así habremos logrado el mayor sueño. El sueño de encontrar el cielo en la tierra.   

COMPARTAMOS LA PALABRA

     Este escenario tiene como propósito ser un instrumento para establecer un intercambio de pareceres entre personas como tú y como yo; con el único fin de hacer nuestro devenir más transparente o al menos dicernido un tanto más con la explosión de las palabras que aquí pondremos tú y yo.

     Se le ha llamado el turpial por ser un ave cantarina, multicolor, que adorna sabanas, llanos y andes de Venezuela; y por su atractivo es el ave nacional de este país. Y así como esta ave cantora viaja de rama en rama y a cada árbol entrega un pentágrama de armoniosa melodía, así será este sitio; plural, buscando discurrir de manera crítica y reflexiva, sin miedos pero con responsabilidad, cada tópico, cada árbol, de la dinámica que nos acusa el vivir cada día en este punto planetario. Sin más preámbulos y esperando esculpir entre tu y yo el Rodín de las ideas. Me despido con un abrazo sideral.