Para
hablar del Decreto de Amnistía propuesto y aprobado por la Asamblea Nacional
con el fin de crear y propiciar una inclusión política que permita sacar a
Venezuela de esta grave crisis social, política y económica. Así como de la
necesidad de conseguir por medio del CNE el llamado a Referéndum Revocatorio para el presidente de la república, acto necesario para adecentar la institucionalidad del Estado.
Es ineludible hacer
remembranza de hechos que parecieran aislados pero que responden a convicciones
de quienes lo llevaron a cabo. Sin embargo como ambos bandos consideran tener
la verdad y además desconocen que el venezolano de a pie está convencido de
tener prohibido olvidar que a más de 22 años del fracasado golpe de Estado
intentado por el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías y sus secuaces, tanto civiles como militares; que
por cierto hoy, año 2016, disfrutan de las bondades que brinda el poder y que
les fue legado por el militar antes mencionado. Luego de estos años
transcurridos han sumido a Venezuela en la mayor crisis institucional y a los
venezolanos en la mayor desidia para con el país y en una gravísima anarquía
generada por la intolerancia que crece en cada ser que sumido en la impotencia
la descarga contra su vecino, sus hijos, familia e instituciones. Este es el legado de quienes en la voz de su líder golpista declaraba, luego de su
rendición el 4 de febrero de 1992.
“En primer lugar quiero dar
los buenos días a todo el pueblo de Venezuela” (…) “Compañeros:
lamentablemente, por ahora,
los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital; es
decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder” (…) “vendrán
nuevas situaciones. El país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un
camino mejor”.
Hoy
estos personajes se desgarran sus vestiduras de moral para denunciar, enjuiciar
y sentenciar a quienes movidos por una convicción de cambio protestaron en
abril del año 2002, contra el entonces déspota y totalitario gobernante militar
Chávez Frías. Estas denuncias, paros, movilizaciones y protestas amparadas por
la carta magna:
Artículo
350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la
independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación
o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o
menoscabe los derechos humanos.
Los defensores de las razones de la
insurgencia de 1992, porque de paso niegan llamarlo golpe de Estado, ya no
recuerdan las víctimas caídas por los aviones, que surcaron los cielos, las
tanquetas que tiñeron de rojo el negruzco asfalto de nuestra calles y la
subordinación de las tropas que detonaron el metal en contra de su propio
pueblo hermano; amén de los cuerpos de seguridad que al servicio del gendarme
mayor de Miraflores se hicieron eco de la represión. Estos señores llenan los
recintos carcelarios del país con todo aquel que opine distinto y no comulgue
con su política de saqueo y malversación de la hacienda pública. Los tildan de
delincuentes, homosexuales, drogadictos; pero menos de demócratas que se niegan
a no permitir que el país lleve el derrotero de un socialismo negado por el
pueblo en un referéndum, votación que desmoralizó al Chávez, más no le conminó
a rectificar sus políticas, sino más bien le llevó a monopolizar todo lo que
sus ojos visualizaban y su paranoia le mostraba. Así hoy a 24 años, los
venezolanos estamos en el deber de respaldar un referéndum revocatorio para sacar al inquilino de Miraflores; ya que su política no puede catalogarse, pues carece de
lineamientos y fundamentos basados en la realidad y cotidianidad de la dinámica
de Venezuela y los venezolanos.
Prohibido
olvidar que el daño causado por quienes manejaron a su antojo el país y lo
sumieron en el caos institucional y miseria colectiva, no deben quedar
exonerados de culpa, y de ser así, los responsables de juzgarlos y que por
omisión de estos delitos les den plena libertad serán considerados por la historia
y en la memoria de los venezolanos como traidores para con nuestros hermanos
caídos, tanto en febrero de 1992 como en abril del año 2002.