TE DOY MI PALABRA

sábado, 19 de marzo de 2016

Reflexión

Una tierra llamada Venezuela


Patria, nación, estado; son términos que lejos de entenderse en su dimensión jurídica se adhieren a la piel y no a la razón; irrigan el alma y calman la sed de quienes día a día con su laboriosa faena le modelan y le dan vida. Ese conglomerado de héroes incansables, llamados hoy día por quienes pretenden incluirlos; soberano. Amén de que los adormecen con lisonjas y discursos cantinflados que apuntan a la utopía del siglo XXI. La patria nos corresponde por derecho, mas sin embargo, también su existencia es fantasmal, si no se prepara al nuevo ciudadano; no para rendirle culto, sino para potenciarla con trabajo e ideas creadoras, que genere un sentido de pertenencia para que este ciudadano sea capaz de defenderle contra aquellos que ávidos de poder se lanzan a desmembrar y lacerar su cuerpo para ser servido en el banquete llamado gobierno. Los venezolanos en los últimos veinte años hemos estado sumidos en una crisis ciudadana, que hoy se evidencia en el manejo de la hacienda pública por quienes consideran tener la verdad absoluta para su administración. Es necesario y urgente recomponer fuerzas para hacer de la patria más que un derecho para los de a pie; un sublime sentimiento que les permita levantar su voz de protesta contra aquellos que enquistados en el poder transitorio llamado gobierno destruyen lo que pertenece a los hombres de hoy y a los niños del mañana.  

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